2 de diciembre de 2009

El piano del Kasuga

Museo Naval de la Nación

El piano del Kasuga

 Recreación histórica de un episodio de la guerra ruso-japonesa
(Sobre la batalla del estrecho de Tsushima, el 27 y 28 de mayo de 1905)


 
   El Museo Naval es uno de los lugares más interesantes para visitar en la ciudad de Tigre. Hoy, su salón central muestra con orgullo   un   piano perteneciente al  crucero acorazado KASUGA, nave de guerra japonesa. El nombre nos recuerda un acontecimiento   de primer orden en la historia  mundial  en el que, de alguna forma, estuvimos involucrados. Sin embargo, el episodio resulta hoy poco conocido y menos aún recordado fuera de ámbitos específicamente navales.  El museo guarda este piano junto a otros valiosos objetos, conservados con profesionalidad y veneración. Ello es  una parte de la memoria de los argentinos. Estas líneas intentarán responder a la curiosidad del lector que, seguramente, se preguntará   por qué, tenemos nosotros esa reliquia. Entonces, aquí nuestra   historia:
 
  Hace un siglo, en el año 1904, se desató una guerra breve y terrible. A juzgar por el tamaño de los  países    en   conflicto, Rusia y Japón,  hubiera resultado difícil imaginar lo que ocurriría aquel 27 y 28 de Mayo de 1905, en un lejano estrecho de 122 millas de ancho que separa geográficamente la costa japonesa  de la  surcoreana. Un crucero japonés mediante telegrafía inalámbrica (recién inventada) transmitió:
 
    “ Flota enemiga avistada en punto 203. Parece  tomar rumbo Este”
 
   El breve mensaje fue  captado por el acorazado MIKASA,  nave insignia de la flota imperial japonesa. Inmediatamente ésta fue  puesta en manos de un hombre  pequeño, de blanca cabellera y ojos húmedos: era  su jefe supremo, el almirante HEIHACHIRO TOGO quien, 48 horas más tarde,  se convertiría  en una leyenda universal. Poco después,  partió  desde el puerto de MASANPHO, donde esperaba en tensa calma a la fuerza rival. Su capitán ordenó izar la  bandera de  señales  y transmitir esta   breve, seca e inolvidable arenga:
 
  “. LA SUERTE DE NUESTRO IMPERIO DEPENDE DE ESTA BATALLA. QUE TODOS CUMPLAMOS NUESTRO DEBER CON EL MAYOR PATRIOTISMO”.
 
   Por otra parte, la flota imperial rusa del Báltico había quedado bajo  el mando de otro gran patriota, el almirante SINOWIJ PETROWITCH ROSHESTVENSKIJ .El oficial, sabia que cargaba sobre sus espaldas con un triunfalismo irresponsable,producto de la soberbia imperante en sus altos mandos, debía  realizar además, una circunnavegación global de,  aproximadamente, 28800 kilómetros. Pero su tripulación era rebelde, dispuesta al sabotaje, mal entrenada, enferma y sub- alimentadas ,debiendo agregar que la sobrecarga de los  barcos le  restaba capacidad de movimientos y bajaban el nivel de sus cascos acorazados. Finalmente, sabía que carecía  de suficientes puertos amigos para reabastecerse durante el trayecto. Por todo ello, tenía el  obligado y vital objetivo de  llegar a Vladivostock, única base posible.  En el  camino  es informado sobre la caída de PORT ARTHUR, base a la que también tenia que defender por un sinfín de razones entre las que no era menor  su  condición de “ aguas tibias no congelables” en invierno. Esta flota había partido de su base natural en Kronstadt, entre el 13 y el 15 de octubre de 1904: se acercaba al escenario previsto a fines de mayo de 1905: ¡ocho meses embarcados!

   Finalmente, las flotas se encontraron  en el estrecho de TSUSHIMA donde iban a protagonizar la más grande, hasta entonces, batalla naval de la historia moderna. Allí se  probarían  las tecnologías más avanzadas de esa época:  por primera vez se utilizaría pólvora sin humo, telegrafía  sin hilos, lanchas torpederas, ametralladoras, globos aerostáticos, etc... (hasta entonces, el piano del KASUGA en la flota  de TOGO, probablemente contribuiría a reducir las  tensiones de una espera tan vital como decisiva...)  
 
   Transcurrido una hora desde el comienzo de la batalla, la primera línea de buques rusos estaba fuera de combate y el valiente ROSHESTVENSKIJ,  gravemente herido. Durante esa noche  la flota  fue disuelta. Yacían en el fondo del estrecho: cuatro acorazados, cinco cruceros y cinco naves auxiliares. A su vez, otros cuatro acorazados y  dos buques hospitales habían bajado bandera. Este capítulo final del enfrentamiento dejó un trágico  saldo de  6000 rusos muertos o ahogados  y más  de 7000 prisioneros, sumada las enormes pérdidas  de   material   bélico a la que se agregaba la  imposibilidad     de   cambiar  el curso de la guerra. Todo ello significó el comienzo de  una   larga  y sangrienta    agonía  para el ya conmocionado imperio de NICOLÁS II.
 
    Por su parte,  Japón finalizó esa jornada perdiendo dos destroyers,  4 lanchas torpederas  con 88 muertos y 650 heridos. Los 19 meses del conflicto sumaron  en total   800.000 bajas, 200.000 muertos y 47.000 prisioneros.
 
   El resultado de esa  batalla naval  catapultó a Japón de  nación emergente  a nueva potencia mundial . La historia no registra  un cambio  de status  internacional  de esa trascendencia  a  tan bajo costo. El almirante TOGO definió, sin duda, el resultado final del conflicto  Entonces  regresó  a su base  natural en el puerto de SASEBO como  el gran héroe nacional. A su regreso, también se rindieron  honores al general MARESUKE NOGI, jefe de las fuerzas terrestres. Años después, primero NOGI y  luego TOGO  fueron designados  preceptores  del muy joven príncipe HIROHITO.
 
   Aquel acontecimiento nos debe servir a los argentinos para volver a pensar algunas cosas. Nuestro país también se perfilaba entonces como potencia emergente.Japón, arrastraba 2300 años de  experiencia en su dinastía gobernante,  pero,  solo cincuenta, de “reapertura al mundo de la Revolución Industrial que ignoraban,”después de doscientos cincuenta años de aislamiento voluntario. Argentina, de corta edad  como estado independiente, luego de  la batalla Caseros de 1852, ya ocupaba en 1904, el séptimo lugar en el ranking entre países.... con promesa de gran futuro.  Pero, esa podría ser..... otra historia.......
 
  En el conflicto al que acabamos de aludir, Argentina  fue neutral, aunque de alguna manera influyó. Habíamos cedido a Japón - en realidad, le vendimos- dos cruceros acorazados de última generación,los que todavía se encontraban en los astilleros ANSALDO de Italia bajo la rigurosa supervisión del capitán de navío MANUEL DOMECQ GARCIA y un equipo de jóvenes y brillantes oficiales que incluía a un vecino de TIGRE, el futuro  Contraalmirante y Ministro de Marina TOMÁS ZURUETA. En efecto, luego de la cesión de nuestras naves , los  cruceros acorazados  MORENO Y RIVADAVIA , sus nuevos propietarios los rebautizaron como NISSHIN ( “Adelante Japón” )  y KASUGA ( “Sol de primavera”). Este último  es el que generó esta  muy apretada historia. En alguno de los combates de esa guerra, una granada rusa destruyó la sala principal donde se ubicaba el piano, pero, milagrosamente, se salvó. Posteriormente, el Gobierno de Japón gentilmente lo obsequió a nuestra Marina en el año 1910, quien lo conserva y expone aquí en Tigre, en el Museo  Naval de la Nación desde mayo de 1931.
 
 Pero, hay otro episodio igualmente interesante: luego de la entrega de las naves, DOMECQ GARCÏA  fue designado observador en el frente japonés, en representación de su país. La calidad técnica y humana de nuestro delegado lo ubicó  de  inmediato  en  la privilegiada situación  de “único” observador extranjero autorizado a cumplir su misión en condición de” embarcado”. Finalizado el conflicto, nuestro capitán fue  condecorado en dos oportunidades. Cabe señalar que, saliendo del conocido rigor protocolar de la   casa   Imperial nipona  y como excepción,  la entrega de la distinción se realizó  con  festejos y ceremonias previas del  más alto nivel; posteriormente, el EMPERADOR  MEIJI  lo recibió en reunión privada.
 
   DOMECQ GARCIA vivió casi, desde su llegada  a bordo del NISSHIN - ex MORENO-. Una curiosidad: en uno de los combates, un muy joven oficial japonés perdió dos dedos de su mano izquierda. Su  nombre era nada menos que ISOROKU YAMAMOTO, el mismo que, 37 años más tarde, se convertiría en el” involuntario” arquitecto, del ataque a PEARL HARBOUR. Cabe preguntarnos: ¿Se habrán conocido?                                 
 
  Resulta evidente que la amistad argentino- japonesa nació con raíces profundas y  muy sólidas. Los argentinos tenemos la obligación de conservarla cuidadosamente a través del tiempo: no se debe malversar bajo ninguna circunstancia. Este, es el único camino posible para recuperar  y  mantener el respeto que habíamos alcanzado como potencia emergente  en el naciente siglo xx. Desde la Biblioteca popular de Tigre, a través de su revista periódica “Perspectivas,” ciudadanos comunes, por cuenta y orden de un mandato histórico que asumimos espontáneamente, cumplimos con la obligación moral de, “conservar la memoria transmitiéndola”, recordando lo que fuimos y lo que somos capaces de ser.   Caso contrario, las nuevas generaciones tendrán que juzgarnos como corresponde por ésta, nuestra realidad tan mediocre en el siglo que se inicia, solicitándoles que procedan sin benevolencia.  Ni siquiera nos tomamos la molestia,-entre tanto ruido y decadencia-,de recordarles que, hasta tenemos un” pasado usable”de donde partir, si lo sabemos leer liberados de dogmatismos en voga  y adaptándolos a las contingencias actuales como corresponde….


Walterio Gonzalez Larreluz

Nota: En el frente ruso se habían propuesto y fueron aceptados  otros dos brillantes oficiales argentinos: el Coronel ENRIQUE ROSTAGNO  y el Capitán de Navío JOSË MONETA. Ambos cumplieron su misión con sacrificio, riesgo, talento y valentía. Sus historias serán recordadas en una próxima  ocasión......

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